Consumir O Enfermar

HAY UNA DIFERENCIA ENTRE CONSUMO Y ADICCIÓN


Las drogas y su consumo, no pueden estar asociadas a un grupo social determinado ni a una edad en concreto. No las consumen los fracasados, los desestructurados o los enfermos, ni los problemáticos o egoístas. Ni las consumen los ricos o los pobres, sino que es un fenómeno humano que ha permanecido con nosotros desde la historia de la humanidad. Todos podemos caer en un comportamiento de riesgo adictivo, aunque no probemos nunca ningún “manjar de los dioses”, ni el alcohol, ni ninguna droga química, porque además ya abundan en nuestra sociedad actual, las adicciones sin sustancias.

Todos estamos expuestos al riesgo de aislamiento a través de internet y a la gratificación inmediata por medio del “ciberchat” por ejemplo, o de cualquiera de las modalidades a las que se puede tener acceso hoy a una manera muy similar de obtener liberación de dopamina que la que se obtiene mediante la ingesta química de sustancias y por eso podemos decir que todos vivimos en riesgo. Ejemplos como el juego on line, el sexo disfórico pornográfico, las relaciones de acoso emocional virtual, etc.,

Un adicto valora muy poco sus esfuerzos, pero se criticaba mucho en sus fracasos, se autoexigía demasiado, uno de tantos pensamientos que facilitan el camino sin retorno al infierno. Los pensamientos que nos “decimos” y que nos “dicen” o “nos llegan” tienen más importancia de lo que nos imaginamos. ¿Es acaso posible romper totalmente con el pasado y comenzar una nueva vida? ¿Puedes ser otra persona? ¿Puede alguien prescindir de su historia? ¿Cómo puede Dios cambiarnos y al mismo tiempo respetar nuestra libertad? Quisiera que leyeras conmigo mi historia y pudieras responderme: ¿Somos realmente libres? ¿Estamos condenados a ser libres? Yo elegí drogarme, pero no elegí ser adicto. Por ponerte un ejemplo gráfico, mi ex pareja, una de ellas que fue prostituta antes de conocerme, sigue consumiendo al día de hoy, digamos “responsablemente.” Es decir, no ha experimentado de momento, ninguna adicción, lo cual no quiere decir que no sufra, pero no ha perdido ingresos por consumo compulsivo ni ha sido despedida de ningún trabajo por temas relacionados con la sustancia, que ha sido utilizada de forma aparentemente recreativa. Todo lo contrario, es el cuadro de un adicto como yo. ¿Soy yo entonces inocente o culpable de mi adicción? ¿Podré romper completamente con el pasado, y empezar una nueva vida, y ser totalmente libre? La iglesia, la religión, ese Dios que observa mi comportamiento, ¿seguiremos creyendo que Dios busca cobrarse las facturas de nuestros errores, o nos dará una nueva bienvenida sin mirar atrás y ayudándonos a superar las consecuencias de nuestras decisiones? Busca información


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