COMPORTAMIENTOS adictivos a los que hacer frente
LAS NUEVAS AMENAZAS ADICTIVAS
. – Educar en el uso de internet como fuente de información y formación, y no sólo como una herramienta de ocio. Listemos las modalidades que nos acompañan y que deben aprenderse a utilizar:
.- Nomofobia. ¿Es el miedo a no poder consultar el Smartphone cada vez que se desea, bien sea porque nos lo hemos dejado en casa, se haya quedado sin batería? El término nomo proviene de la abreviatura inglesa no-mobile.
.- Whastsups. Hiperdependencia de la aplicación de mensajería instantánea. Especial adicción los grupos en los que participan varias personas escribiendo durante todo el día.
.- Selfitis. La adicción a los selfies ha sido oficialmente reconocida por los científicos de la Asociación Americana de Psiquiatría como un trastorno mental. Consiste en un constante deseo de fotografiarse a sí mismo y compartir fotos en las redes sociales para compensar la falta de autoestima y para llenar un vacío en la intimidad.
.- Phubbing. No prestar atención a los demás y sólo al teléfono. Especialmente se trata en ambientes cuando estando con más gente ignoras, o te ignoran, por estar atendiendo todo el rato el móvil o Tablet.
.- Editiovultafobia. Es el miedo a conocer la vida de los demás a través de Facebook y compararla con la propia.
.- Vibranxiety. Se trata de la sensación de haber sentido vibrar, o incluso haber creído escuchar el teléfono a pesar de que este no hizo nada. La famosa vibración fantasma del teléfono.
.- Selfiefobia. Todo lo contrario, al número tres de la lista. Es el miedo a realizarse una autofoto. Algunos piensan que no son fotogénicos y otros lo ven como una llamada de atención o un acto superficial.
.- Reterofobia. Miedo a escribir mal un SMS o un mensaje de WhatsApp. Estas personas revisan el contenido del mensaje escrupulosamente, antes de mandarlo.
.- Telefonofobia. No es el propio teléfono el que provoca miedo, es el miedo a atender una llamada. El timbre del teléfono intimida y provoca un trastorno de ansiedad social, ya que está relacionado con el temor a ser criticado o a parecer tonto.
.- Cibercondría. Cuando el móvil se convierte en un médico online. Consulta todos los síntomas y enfermedades sin contar con el conocimiento de los profesionales de la medicina.
.- Efecto Google. El buscador es mi vida Lo consultas todo en Google. Ya no hay cosa que no hagas donde no exista Google. Si tienes que buscar una dirección, información, datos, lo que sea. Este síndrome ha provocado que no ejercites tu memoria, pues ya sabes donde puedes conseguir todo.
Ludopatía online. El casino sin esfuerzo. La ludopatía es un problema serio que se ha agravado debido a que tienes cerca de ti, a un clic de distancia, una apuesta. La adicción evolucionó y ahora se lleva a cabo el juego online.
.- Juegos freemium. Tener vidas y más vidas. Vas en el metro y no tienes cobertura. Recurres a los juegos que tienes en el celular. Jugar en ellos es gratis, pero para pasar de nivel o recuperar vidas hay que pagar. Las compañías que ofrecen estos servicios están basadas en que la adicción es impulsiva, no algo que piensas.
Cibercondría. Internet = médico. Buscas síntomas y te inventas y diagnosticas mil enfermedades, solo porque le preguntaste a Google que pasa si tienes temperatura. Te pones tenso y piensas que te relajará encontrar una solución en la web. 15. Vibranxiety. La vibración fantasma. De pronto vas caminando y sientes que tu bolsillo vibra, cuando lo sacas para revisar, te das cuenta que no tienes ni una sola notificación ni llamada, mensaje, nada.
¿Cómo pueden los padres abordar una temática con sus hijos adolescentes?
Los padres no podemos olvidar que la experimentación es el principal medio de aprendizaje de los adolescentes. Uno de los errores que comentan los padres es no mantener una sanción adecuada. Detrás de una mala conducta siempre tiene que haber una consecuencia. Si quiero que no repita ese mal comportamiento habrá que imponer un castigo y mantenerlo, y si quiero que repita una buena acción habrá que concederle algún tipo de recompensa. Si se es constante en esto, al final los niños asimilan que la norma es importante y aprenden los beneficios de la convivencia. Debemos aprender a situar nuestra influencia educativa como un recurso para cuando ellos nos piden opinión. Esto no quiere decir que evitemos expresar nuestras creencias y opiniones ante nuestros hijos. Al contrario, tenemos que hacerlo de forma continuada y amigable. No podemos esperar a que nos hagan tanto caso como cuando eran pequeños, pero debemos tener el convencimiento de que ir destilando creencias, valores y conocimientos es muy útil y ayuda a conformar su carácter. Prohibir por prohibir no sirve de nada. No todos los adolescentes son iguales. Podemos verlo en las maneras cambiantes de hablar, de vestirse, o en los gustos musicales. Las formas exteriores no indican chicos y chicas buenas o malas.
Conclusiones
Reclama libertad para tomar sus propias decisiones. Ya no es ningún niño, pero tampoco es exactamente un adulto: “Quiero salir con mis amigos esta noche. ¿Me das dinero?”. Es muy permeable a las influencias que recibe de su entorno, a las modas y a las presiones comerciales, de consumo: “Esto no lo quiero, ese color no se lleva”. Se rebela contra los adultos, lleva la contraria y transgrede las normas en un acto de afirmación: “Dejadme hacer mi vida.” Quiere descubrir, experimentar, conocer lo desconocido y lo prohibido, explorar nuevas sensaciones. “¡Yo solo quiero probarlo, saber cómo es!” Se identifica con sus amigos, con los que forma un grupo de afinidad e intereses comunes. “Todos mis colegas lo hacen.
Muchísimas gracias