KETAMINA
La Ketamina es un alucinógeno potente que disocia mente y cuerpo. Los efectos del consumo de ketamina pueden durar de 2 a 4 horas en función de la dosis y de la vía de administración. A pesar de actuar como depresor del sistema nervioso central, el consumo de dosis bajas o medias, puede producir sensación de estimulación de la misma manera que lo provoca el consumo de alcohol y otros depresores y desinhibición.
Actúa también sobre la percepción sensorial, amplificándola.
EFECTOS Y PATOLOGÍA
A dosis altas, produce experiencias de tipo psicodélico y afloran sus efectos disociativos característicos, la mente parece separarse del cuerpo.
Los riesgos asociados al consumo de ketamina son los característicos de las drogas alucinógenas: ansiedad, ataques de pánico, mareos, distorsiones del pensamiento, confusión e ideas delirantes. De la misma manera, su uso está especialmente contraindicado a personas con trastornos psiquiátricos o desequilibrios afectivos y emocionales.
La notable pérdida de consciencia y capacidad de movimiento, asociada a ciertos consumos de ketamina, ha provocado que algunas personas se hayan encontrado en situaciones desagradables después de haber perdido el control de sus actos –como haber mantenido una relación sexual sin haberlo deseado.
Composición
Clorhidrato de ketamina en cantidades variables, que pueden ir desde menos del 7% hasta el 99%, dependiendo de la procedencia (ámbito hospitalario y veterinario o mercado ilegal).
Adulterantes
En los escasos análisis realizados han sido detectadas sustancias como el paracetamol y la lactosa, aunque podrían estar utilizándose otras diferentes.
Para salir de dudas te recomendamos que analices tus sustancias a través de nuestro servicio de análisis antes de consumirlas.
Presentación
La ketamina puede presentarse en forma líquida o como un polvo fino, blanco y cristalino
Propiedades
La ketamina es utilizada en medicina y veterinaria como anestésico disociativo. No obstante, a dosis subanestésicas produce toda una gama de efectos que abarcan desde la leve embriaguez, la estimulación y las ligeras distorsiones perceptivas hasta los más impactantes estados oníricos y auténticamente alucinatorios, pudiendo, incluso, desencadenar experiencias cercanas a la muerte y estados de desdoblamiento corporal.
Produce toda una gama de efectos que abarcan desde la leve embriaguez, la estimulación y las ligeras distorsiones perceptivas hasta los más impactantes estados oníricos y auténticamente alucinatorios.
Posología
Cuando la ketamina se consume con una finalidad recreativa, en entornos de fiesta, buscando la embriaguez, la estimulación y las ligeras distorsiones perceptivas, la dosificación más adecuada para la vía oral suele ser de los 50-100 mg (dosis bajas) hasta los 75-300 mg (dosis medias-altas). La dosificación nasal (esnifada) va desde los 15-30 mg (dosis bajas) hasta los 25-50 mg (dosis medias) o los 100 mg (dosis alta).
En el caso de los usos psiconáuticos en busca de los efectos psicodélicos plenos, la vía oral requiere de dosis en torno a los 300 mg. (200-450 mg) y produce unos efectos más suaves y duraderos que los obtenidos por otras vías. Vía esnifada los efectos psicodélicos plenos suelen conseguirse con cantidades en torno a los 200 mg (100-250 mg).
Contraindicaciones
La ketamina está contraindicada en personas aquejadas de problemas cardiacos, hipertensión o que cuenten con antecedentes de accidentes cerebrovasculares. Al igual que en aquellas que estén en tratamiento con medicamentos tiroideos, que hayan sufrido operaciones oftalmológicas o que padezcan problemas psiquiátricos o tengan antecedentes de haberlos tenido. Así mismo, está contraindicado su uso por mujeres embarazadas o en período de lactancia. Dosis altas y seguidas producen un entorpecimiento corporal, por lo tanto se recomienda cuidar la dosificación y espaciar las tomas.
Precauciones
La ketamina es un anestésico, por lo que dosis demasiado altas o demasiado seguidas producirán un considerable entorpecimiento corporal (pérdida del equilibrio, de los reflejos, etc.) que pueden suponer un importante riesgo de caídas y accidentes. Para evitarlo será necesario cuidar la dosificación y espaciar suficientemente las tomas.
En el caso del consumo esnifado, las rayas tendrán que ser más pequeñitas que las utilizadas con la cocaína y, al igual que con esta sustancia, será recomendable utilizar un turulo personal e intransferible para evitar el contagio de enfermedades como la Hepatitis C.La ketamina es un alucinógeno potente que disocia mente y cuerpo
CONSECUENCIAS
El uso de dosis altas en busca de los efectos psicodélicos requerirá de un entorno seguro y tranquilo en el que la persona permanezca tumbada y sin moverse.
Con el consumo de dosis bajas en entornos de fiesta se recomienda prudencia en los movimientos siempre que exista el riesgo de caídas aparatosas (subir y bajar escaleras, cruzar calles, etc.) así como evitar conducir vehículos a motor hasta que los efectos no hayan remitido.
El uso continuado favorece el desarrollo de tolerancia y dependencia, así como la posible aparición de trastornos físicos (dolores abdominales, problemas oculares, temblores…) y psicológicos (ansiedad, insomnio, psicosis…).
Un uso crónico puede dañar los riñones. Los consumos más seguros son aquéllos que no se repiten más de una vez al mes. Los más arriesgados son, evidentemente, los que tienen una periodicidad diaria.
Efectos secundarios
En el momento de consumir, junto a los efectos buscados y deseados, pueden darse náuseas, vómitos, sensaciones de mareo, vértigos, sudores, dolores de cabeza, confusión y desorientación. Disminuye la capacidad de atención, de concentración y la memoria, pudiendo darse amnesias. El día después el usuario puede sentirse algo cansado, aturdido y con la cabeza pesada.
En grandes consumidores, las dificultades de atención y concentración así como los problemas de memoria, especialmente la lingüística (por ejemplo, recordar palabras o nombres) pueden persistir durante varios días.
Interacciones
La combinación de ketamina con sustancias como el alcohol, el GHB o los opiáceos da lugar a una potenciación de los efectos depresores (pérdida de la coordinación, sedación, desmayos, etc.). En términos de seguridad se trata de una mezcla desaconsejada. En caso de realizarla es conveniente reducir las dosis y espaciar las tomas.
La mezcla con estimulantes contrarresta los efectos de la ketamina, por lo que resulta contraproducente para los usos psiconáuticos. Para usos recreativos conviene tener en cuenta que el riesgo de caídas y accidentes sigue estando presente. El hecho de que los efectos de ambas sustancias se contrarresten puede facilitar que se acaben consumiendo mayores cantidades de cada una de ellas, favoreciendo el desarrollo de tolerancia y adicción en consumidores habituales.
La combinación con psicodélicos para algunas personas puede añadir matices interesantes a la experiencia, no obstante, supone mezclar sustancias de efectos muy intensos, por lo que, en caso de combinar, conviene extremar las recomendaciones usuales para el consumo de alucinógenos: básicamente, efectuarlo en un contexto seguro y en un buen estado emocional, cuidar las dosis y no realizarlo de forma habitual. El uso continuado favorece el desarrollo de tolerancia y dependencia, así como la posible aparición de trastornos físicos y psicológicos. La ketamina es un alucinógeno potente que disocia mente y cuerpo
Intoxicación
En personas sin tolerancia, cantidades superiores a los 250 mg (vía esnifada), consumidos de una sola vez o en poco tiempo, suelen dar lugar a pérdidas de conocimiento.
El consumo de cantidades menores mezcladas con cantidades medias o altas de alcohol u otros depresores también puede producir desvanecimientos más o menos graves (en el peor de los casos puede dar lugar a paradas respiratorias).
En cualquiera de estas situaciones, será más razonable y seguro pecar de prudencia que de imprudencia, por lo que se aconseja llamar a urgencias.
Ante alguien con ataques de ansiedad, paranoias, etc. se recomienda no dejarle solo, mantener la calma, evitar los estímulos fuertes y potencialmente agobiantes (música, gente, etc.), ayudarle a respirar lenta y profundamente y, si la situación no mejora, buscar ayuda.
Conservación
Caducidad entre uno y cinco años.
Consérvese lejos de los rayos del sol y, preferiblemente, a una temperatura entre 4 y 25 grados.
Manténgase fuera del alcance de los niños.
Consulte a su médico o a personal especializado.