EL JUEGO PATOLÓGICO
La preocupación por los efectos negativos del juego, y los intentos por controlarlos, aparecen ya en el antiguo Egipto, Grecia y Roma, y en algunas religiones como el Islamismo y el Judaísmo.
Pero, el interés científico por el juego patológico no se desarrolla hasta épocas muy recientes. De hecho, no se convierte en un trastorno psicopatológico hasta 1980, apareciendo en el DSM-III como uno de los «trastornos del control de los impulsos no clasificados en otros apartados».
El juego fue legalizado en nuestro país en 1977, apareciendo entonces una gran variedad de juegos de azar que ha constituido un fenómeno social y económico de envergadura.
Para la población en general el juego comienza a constituir una forma de entretenimiento ocasional, pero comienzan a aparecer conductas adictivas en torno a esta práctica llegando a arrastrar de manera simultánea otro tipo de adicciones entre las personas que padecen de ludopatía.
El juego patológico o ludopatía aparece cuando el jugador ha perdido la capacidad de decidir sobre cuándo dejar de jugar, es decir se hace un uso excesivo y anormal del juego.
El sujeto seguirá jugando, a pesar de que su conducta distorsiona o lesiona objetivos personales, familiares o profesionales. Los criterios diagnósticos estarían dentro de las siguientes categorías:
- Progresión.
- Preocupación.
- Intolerancia a las pérdidas.
- Indiferencia a las consecuencias.